Mi agradecimiento a mis sobrinos Ray y Cindy por hacer realidad mi sueno de visitar la casa museo de uno de los mejores de la literatura americana. Gracias.
- En el más verde de los valles
- que habitan ángeles benéficos,
- erguíase un palacio lleno
- de majestad y hermosura.
- ¡Dominio del rey Pensamiento,
- allí se alzaba!
- Y nunca un serafín batió sus alas
- sobre cosa tan bella.
- Amarillos pendones, sobre el techo
- flotaban, áureos y gloriosos
- (todo eso fue hace mucho,
- en los más viejos tiempos);
- y con la brisa que jugaba
- en tan gozosos días,
- por las almenas se expandía
- una fragancia alada.
- Y los que erraban en el valle,
- por dos ventanas luminosas
- a los espíritus veían
- danzar al ritmo de laúdes,
- en torno al trono donde
- (¡porfirogéneto!)
- envuelto en merecida pompa,
- sentábase el señor del reino.
- Y de rubíes y de perlas
- era la puerta del palacio,
- de donde como un río fluían,
- fluían centelleando,
- los Ecos, de gentil tarea:
- la de cantar con altas voces
- el genio y el ingenio
- de su rey soberano.
- Mas criaturas malignas invadieron,
- vestidas de tristeza, aquel dominio.
- (¡Ah, duelo y luto! ¡Nunca más
- nacerá otra alborada!)
- Y en torno del palacio, la hermosura
- que antaño florecía entre rubores,
- es sólo una olvidada historia
- sepulta en viejos tiempos.
- Y los viajeros, desde el valle,
- por las ventanas ahora rojas,
- ven vastas formas que se mueven
- en fantasmales discordancias,
- mientras, cual espectral torrente,
- por la pálida puerta
- sale una horrenda multitud que ríe...
- pues la sonrisa ha muerto.